El co-branding es una de las estrategias de marketing que más ha proliferado en estos últimos años. Las marcas se han dado cuenta de que para potenciar su valor y rentabilidad no siempre hay que optar por al vía singular, pues un partnership puede resultar muy beneficioso.
Normalmente las relaciones de branding más comunes suelen darse entre marcas que comercializan productos que entran dentro de una misma categoría de mercado, como podría ser el caso de Milka + Oreo (Alimentación) o H&M + Balmain (Moda). Lo sorprendente es cuando dos marcas, que operan en terrenos tan distantes, consiguen ensamblarse a la perfección como si fueran dos piezas de puzzle contiguas. Un caso muy reciente, que ilustra a la perfección un ejemplo de co-branding de éxito puntual entre dos marcas de diferentes sectores, es el de Johnsonville + Uber. Para quienes no las conozcáis:
Johnsonville es una empresa alimenticia norteamericana muy conocida por sus sausages (salchichas) en todo el país. Uber, también de origen estadounidense, es una empresa internacional que proporciona un servicio de red de transporte mediante un software de aplicación móvil; conecta los pasajeros con los conductores de vehículos registrados en su servicio. De hecho, Uber se ha convertido en todo un fenómeno en Estados Unidos y muchísima gente lo usa.
Esta unión de carácter puntual se ha forjado para crear un servicio totalmente extraordinario mediante una ejecución nada convencional. El pasado domingo 8 de noviembre, en Chicago, Estados Unidos, el co-branding dio sus frutos con la campaña “The Susage Nonnas”.
“The Susage Nonnas” -acción orquestada por la célebre agencia neoyorquina Droga5– reunió a tres nonnas reales, muy tiernas, para cocinar en casas sobre cuatro ruedas los pedidos a domicilio que les podían solicitar los clientes de Uber en Chicago durante la franja del medio día -de 14:00 a 18:00-. El método era muy sencillo, tan solo había que utilizar la App de Uber para poder pedir un menú preparado con mucho arte y amor por las encantadoras: Antonia, Gina o Lidia -de izquierda a derecha-.
Cada una de ellas estaba especializada en una comida clásica italiana. Antonia lleva cocinando rigatoni desde el año 1948, Gina es toda una experta en meatballs, pues lleva 55 años perfeccionando su receta, y Lidia es la mejor haciendo lasagnas. Todos sus platos incorporaron ad hoc el producto estrella de Johnsonville.
Lo mejor de todo es que no solo preparaban tu pedido sino que iban a propósito hasta tu casa a servírtelo. ¿No es genial?
Sin lugar a dudas, esta campaña no tiene precedentes, y Droga5, una vez más, nos demuestra su gran capacidad por convertir lo corriente en extraordinario. Siempre van un paso por delante, están en la vanguardia, y eso nos encanta.
Abajo os dejamos el teaser de la campaña y algunas fotografías. Y si os habéis quedado con ganas de más os dejamos el magnífico site que han creado para la ocasión customizado al detalle. ¡No tiene perdida!